La revista (In)forma 5 publicada en el 2011 por nuestra institución, contiene textos pertinentes al pasada discusión en clase de aquellos nuevos y emergentes paradigmas que retan la representación de postulados arquitectónicos. Los artículos varían mucho en su enfoque, pero la constante de cuestionarnos cómo mejor representar aquella información producida en la Arquitectura. Sobretodo, como estas nuevas representaciones a su vez revolucionan la disciplina en sí. Para esta discusión me he decidido centrar en los escritos de “Cinemetrics” de Brian McGrath. McGrath me expuso a realmente entender lo limitada que están las técnicas representativas, en especial a la Escuela que pertenecemos. Debería ser este el estándar la innovación de estas técnicas y tecnologías más que los requisitos tradicionales de dibujos técnicos. Entiendo pues, las limitaciones de oferta académica que nos propulsen a invertir buena parte de nuestra educación en esta emergente corriente en la arquitectura, pero este es el futuro de la disciplina. “Cinemetrics” me causó una chiste extraordinaria, siempre me he interesado inmensamente por el arte de la cinematografía. La creación de una atmósfera es un objetivo en común que ambas disciplinas enfocan. McGrath entonces propone ver la representación bajo ese mismo particular lente cinematográfico; en dónde cada detalle de representación exponga ingeniosamente aquella información particular que el arquitecto desea compartir. La escena es el canvas y los componentes son aquellos elementos actuando bajos ciertos parámetros que nos llevan a sentir cierta particular sensación y experiencia. Lo mismo deberíamos hacer en la arquitectura. Utilizar tales estrategias de creación de narrativas para llevar aún mas allá y evolucionar la representación de la misma.

   La revista In(forma) 5 cuenta también con un articulo titulado  “Experiencias mediadas”, por Mariana Ortiz. En este se compara y contrasta el alcance del cine y sus limitaciones en comparación con la experiencia que brinda sustancial arquitectura. Ortiz hace hincapié como el cine es una experiencia en cierto plano limitada. Esta dictando la experiencia exacta del público, mientras que la arquitectura ofrece parámetros de la experiencia pero el usuario es realmente quien va a crear su propia experiencia particular y única. Aún así Ortiz señala los grandes alcances que estas dos displacidas pueden producir al fundirse. El uso de las tecnologías modernas de hologramas y realidades aumentadas son los próximos espacios de experimentación e innovación de aquella tan buscada representación arquitectónica propia del avance tecnológico en el cual se encuentra.