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Rafael Moneo

Sobre el concepto de arbitrariedad en la

arquitectura 

16   /   03   /   2018

En el escrito “Sobre el concepto de Arbitrariedad en Arquitectura” Rafael Moneo (2005) , hace a manera de discurso un repaso histórico de la arquitectura; desde la Grecia clásica hasta la contemporaneidad, deteniéndose en periodos en los que con más fuerza se ha manifestado esa arbitrariedad formal. Moneo comienza su escrito  abundando acerca del templo griego, la catedral gótica o construcciones del siglo XIX son según Moneo, "edificios cuyo origen arbitrario puede explorarse, pero cuyas plantas son inevitables premisas a la hora de construir”. Posteriormente sitúa a finales del XVII el momento en que se toma conciencia de la existencia de esa arbitrariedad, que da paso al racionalismo, que dominará los siglos XVIII, XIX y XX. Tras Gaudí, quien para Moneo  “no inventa formas, las descubre", los arquitectos de las vanguardias --Le Corbusier o Mies van der Rohe-- hicieron de la oposición a lo arbitrario la base de su trabajo. Gran parte de la intención principal de este escrito es la necesidad para Moneo de señalar lo reconocible de cómo a final del siglo XX cuando los arquitectos hacen uso del concepto de arbitrariedad para fundamentar su trabajo: "Hejduk, Stirling, Eiseman o Gehry nos dicen: Dadme una forma y construiré una arquitectura”. Entiéndase; la arbitrariedad es "la reacción a las normas, que, cuando las libertades individuales prevalecen, se debilitan porque, "la historia muestra que la búsqueda de un lenguaje universal es una fantasía que explica el deseo de los humanos de que su paso por este mundo sea de

De tal manera me es imperativo hacer hincapié en el gran papel que juega reposar especial atención a la relación entre elemento-fragmento y la composición, contexto al indagar sobre arbitrariedad en compasiones arquitectónicas. De tal manera, decido definir el concepto propio de fragmento como aquella partícula que parte y constituye un todo. Este carecerá de sentido per se y por ello es que debe contextualizárse para poder comprenderlo. Fuera del todo al que pertenece será imposible comprenderlo. Sólo puede considerárselo en relación al resto de las partes que lo acompañan en ese todo que integra, imposible es considerarlo por separado de las mismas. Siempre el fragmento remite a ese elemento macro que integra. Podría la cualidad de arbitrariedad en una composición sí tener “un método a su locura”. Ser explicable al ver con mucha atención elementos que reverencien algo. 

El ejemplo de la columna de Calímaco, quien simplemente copia una imagen y la traduce en arquitectura; tal vez caprichosamente la imagen genero esas formas. Moneo exhorta a replantear discursos sobre la lógica y racionalidad en el diseño arquitectónico mas allá de un diseño rebasado en la función, y reconocer sin filtro alguno la inevitable cualidad de toma de decisión mera y solamente dependiente de la voluntad del sujeto que la ejecuta. Reitera en cómo tratamos de explicar mediante discursos ajustados aquellos caprichos arquitectónicos. Mediante este análisis histórico, esta brecha se va justificando atreves de la historia. Resulta muy pertinente este escrito para empezar a comprender  la filosofía de diseño de Moneo, quien en muchas de sus obras es tremendo maestro en experimentaciones de la fragmentación del contexto y composición. La dinámica y relación entre fragmentos resultan ser una respuesta propiamente definitiva a la calidad de la composición.

Mas no falta exhortar que en su escrito “Sobre el concepto de la arbitrariedad en arquitectura Moneo (2005) resalta la negación de la forma en "la última arquitectura", "aquella con la que el siglo despierta parece una vez más querer prescindir de toda arbitrariedad, en tanto en cuanto pretende olvidar toda referencia a la forma". Para el arquitecto, construir significa hoy intervenir en el medio y por tanto "la arquitectura queda disuelta en el medio: el arquitecto es incapaz de aislar un edificio", aunque, según Moneo, eso no quiere decir que el arquitecto vaya a quedar liberado de "las obligaciones que frente a la forma tuvo en el pasado”. Por último la Moneo mejor recoge su tesis central al reitera que "Cualquier forma puede convertirse en arquitectura. O, dicho de otro modo, que los arquitectos son capaces de transformar una imagen, una figura, una forma, en elemento arquitectónico y, en último término, en un edificio"

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